Un buen asesor fiscal es uno de los profesionales más relevantes que requiere cualquier persona física o jurídica. Pero ¿por qué?
Resulta evidente que para cualquier sujeto una de las tareas más arduas es precisamente la de gestionar sus obligaciones tributarias. Además, conviene no olvidar que las mismas suelen estar sometidas a plazos a los que hay que ceñirse. Por ello, delegar estas tareas en un buen especialista es una de las decisiones más acertadas.
El asesor fiscal para negocio se encargará de cometidos de diversa índole, entre los que podemos citar:
La amplitud de la normativa tributaria y la dificultad asociada a la interpretación de las leyes y conceptos económicos exigen de conocimientos específicos. En consecuencia, resulta aconsejable recurrir a un experto que conozca los derechos y los deberes de los contribuyentes. En virtud de esta delegación, el obligado será eficazmente defendido en
sus intereses.
Sirva de ejemplo la conveniencia de conocer todas las exenciones y beneficios fiscales. Gracias a ello, el contribuyente podrá realizar una gestión eficiente de los recursos de los que dispone.
La Agencia Tributaria suele requerir a los obligados la aclaración de sus declaraciones o la solicitud de información complementaria. Por ello, resulta fundamental que las contestaciones que se realicen a los requerimientos sean lo más ajustadas a Derecho posibles. En muchas ocasiones, este es uno de los trabajos más arduos, dado que se debe ser preciso en los escritos presentados ante el fisco. La exactitud y precisión también es demandada en la selección y preparación de la documental anexa a los mismos.
Por otra parte, tras la modernización tecnológica de la Administración, se suele requerir que los documentos se firmen electrónicamente. Esta carga afecta directamente a las personas jurídicas. En efecto, estas tienen que disponer de los certificados electrónicos oportunos. Todo este proceso conlleva una acción adicional, de la que se encargará el asesor fiscal.
Las declaraciones de los impuestos (IVA, IRPF, IS, entre otros), están sometidas a un plazo de presentación. De su incumplimiento se pueden derivar importantes consecuencias para la el contribuyentes. Entre las mismas, se encuentran la imposición de multas pecuniarias o la realización de inspecciones.
Íntimamente relacionado con lo anterior, conviene hablar de los recursos. Con ellos se pretende que se revoque la resolución de la Administración, y que esta dicte otra favorable al recurrente. Para su preparación, se necesitarán conocimientos técnicos, que serán prestados por un profesional. Quien también se encargará de la presentación en plazo del recurso, evitando su inadmisión por extemporáneo.
Es aconsejable que se realicen periódicamente las correspondientes auditorías internas en la empresa. Gracias a ellas, se podrán diseñar las medidas necesarias para que esta se adecúe a las exigencias impuestas por la regulación vigente.
Como se evidencia de las funciones descritas, el poder contar con un asesor fiscal tiene innumerables ventajas. Entre ellas, podríamos destacar a título ejemplificativo las siguientes:
Ninguna duda cabe de que el sujeto obligado no desatenderá sus deberes para con la Hacienda Pública. No obstante, el hecho de encomendar la gestión de los mismos a un asesor fiscal le permitirá obtener tranquilidad. En efecto, no hay mayor seguridad para una empresa que la llevanza de los asuntos tributarios sea realizada por un profesional con experiencia.
Como hemos indicado, el incumplimiento de las obligaciones tributarias suele traducirse en la imposición de sanciones -de elevada cuantía en numerosos casos-. Estas multas se podrán evitar mediante el trabajo efectivo y puntual de un experto.
Uno de los objetivos primordiales de cualquier empresa o particular es el de lograr la máxima eficiencia y beneficio. Por ello, es recomendable que las empresas o comunidades se dediquen a la explotación de su propio objeto, que es aquello que conocen. Y paralelamente, se dejen orientar o asesorar por profesionales en aquellos sectores que le son desconocidos.
En este sentido, la labor desarrollada por una asesoría fiscal de negocio puede ofrecer una ventaja competitiva importante. Pues en virtud de los oportunos estudios se puede lograr una mejor planificación estratégica.
Sírvanos de muestra el siguiente hecho:eEn algunos impuestos el ordenamiento jurídico permite diversas posibilidades. Entre ellas, podrá optar el contribuyente. De ahí que sea vital un estudio de unas y otras. Precisamente, un exhaustivo análisis de los diversos supuestos permitiría reconocer la opción más conveniente. ¿El resultado? La optimización de recursos.
En conclusión, contar con un asesor fiscal permite que el contribuyente se dedique íntegramente a su negocio. Lo cual logrará gracias a la tranquilidad que conlleva saber que sus obligaciones tributarias están siendo eficazmente atendidas.